Andén solitario es el que me acoge
Colmado de pasos y horas de espera.
Mi boca está obligada a no decir tu nombre
Y quizá en este amable anden
Retumbe mi lamento trunco.
Una a una las lámparas comienzan
Su silenciosa vigilia.
Una a una las horas se pegan a mi piel
Mi corazón se aflige y lloro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario